miércoles, 12 de septiembre de 2012



Toda persona dispuesta a renovarse, puede conseguir mejorar considerablemente su calidad de vida en cuestión de semanas.
Hasta el momento he publicado en este blog toda una serie de pautas que es necesario entender y poner en práctica, con respeto a la alimentación de cada día, puesto que de este asunto estamos tratando en el mismo blog.

Nuestro organismo es un micro-cosmos, dotado de una inteligencia propia, en su condición normal trabaja día y noche sin quejarse, para realizar todas sus tareas, todas las necesarias, para asegurar su mantenimiento y un estado de salud perfecto. 


Esta inteligencia, si somos conscientes de ello, es capaz de hacer frente a cualquier problema o anomalía que pueda ocasionarse, e incluso, si todavía no somos conscientes de su perfección, trabaja constantemente para hacer frente a toda "barbaridad" que, lamentablemente, la gran mayoría de las personas causan a su organismo prácticamente a diario, principalmente debido a lo que ingieren, así como a los hábitos adquiridos.


Hago un ejemplo sencillo: tomar una caña de cerveza sistemáticamente, justo antes de las comidas, es una pequeña barbaridad... si son dos ya es una mediana barbaridad, y si son más de dos es una barbaridad en toda regla. ¿Por qué? Porque los jugos gástricos se diluyen, y eso dificulta inexorablemente la digestión... sin hablar de su contenido alcohólico.


Diciendo "toda persona dispuesta a renovarse" me refiero a un requisito en concreto, y el requisito del que hablo es la "receptividad". Es el primer paso, si queremos renovarnos, que tenemos que tener en cuenta. Pues tenemos que amar a nuestro organismo, tenemos que amarnos.... después de comer podemos tomarnos unas cañas, si queremos, pero después y no antes, a no ser que sea... ¡de vez en cuando!